Mi madre, con ochenta y seis años a cuestas, está perdiendo la memoria. No recuerda lo que hizo hace apenas un momento, pero conserva vívidos recuerdos del pasado que afloran en sus conversaciones recurrentemente, una y otra vez. Esos recuerdos la devuelven a su niñez, en Galicia, a sus vivencias en la estación de Casal, donde mi abuelo era jefe de estación durante los trágicos años de nuestra Guerra Civil.
Esas vivencias tantas veces escuchadas fueron el detonante que me llevó a desarrollar La Caja de la Memoria, que aquí os presento, con el fin de transformar el olvido en memoria. En esta obra se dan cita la memoria personal y la memoria histórica formando un tandem indisoluble.
La Caja de la memoria: La Escuela Republicana. |
Este lado de la caja dedicado a la escuela republicana de la que mi madre siempre me habló, contiene sobre los estantes, minerales, fósiles y algunas especies animales y vegetales; un circuito eléctrico, un reloj de arena, un equipo en miniatura de reproducción de sonido, un tintero y una pluma. En las puertas laterales, simulando pizarras aparecen, escritos con tinta china blanca, los nombres de intelectuales de diferentes ámbitos científicos que hubieron de optar por el exilio para salvar la vida. En la estantería del centro, aparece la fotografía de Da. Mercedes, la maestra republicana, que mi madre recuerda con admiración y cariño.
Caja de la memoria: Luto |
si no funciona el reproductor.Aquí
Esta otra parte de la caja conserva la memoria familiar del luto en los años 50. La
fotografía reproduce un óleo sobre lienzo pintado por mi padre, Ángel de
Álvaro Nieto, que representa a tres hermanas. De izquierda a derecha,
Carmina, Aurora y Asunción, mi madre. Las tres hermanas vivían
en la casa familiar y visten de riguroso luto por la muerte de su
hermano Julio que falleció a los 19 años de edad. La memoria familiar se
cruza de nuevo con la memoria histórica de los años duros del
franquismo. La escenografía recuerda la que sugirió García Lorca para el
inicio de La Casa de Bernarda Alba: "En ocho años que dure el
luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta
que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en la casa
de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras, podeis empezar a bordaros
el ajuar. En el arca tengo veinte piezas de hilo con el que podeis
cortar sábanas y embozos. Magdalena puede bordarlos".
Que proyecto tan genial. Sigue con ello :-)
ResponderEliminarUn proyecto muy original, imaginativo, precioso, y hecho con tanto carin~o que hoy no voy a tener que endulzar mi cafe' :-)
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